Aunque los problemas del país son muchos, los políticos cada cuatro años suelen centrar su oferta electoral en siete problemas.
Con el comienzo de la campaña electoral, los guatemaltecos escucharán durante los próximos tres meses un sinfín de promesas electorales de los candidatos a diferentes cargos de elección popular, en especial de los presidenciales, que son los llamados a resolver los grandes problemas nacionales.
En ocasiones estas pueden ser soluciones para problemáticas tan básicas y serias como mejorar el sistema salud; sin embargo, suelen haber otras que están fuera del alcance de los políticos, como ofrecer que la selección de futbol de Guatemala clasificará a la fase final de una copa del mundo.
Grandes males
Los guatemaltecos llevan años de escuchar que se reducirá la desnutrición, que se mejorarán los hospitales, que se terminará con las extorsiones y que habrá más fuentes de empleo, pero con desilusión ven al final de los cuatro años de cualquier mandato que las cosas no cambian.
El presidente Alejandro Giammattei, por ejemplo, cuando estaba en campaña se refería a la lucha contra la desnutrición como uno de los problemas por resolver en su gobierno y ofreció, entre otras cosas, ampliar el impacto del Programa de los Mil Días, enfocado desde el embarazo hasta en los primeros dos años de vida del infante.
“Los niños y niñas malnutridas son el gran fracaso de nuestro país, son ni más ni menos el espejo que nos muestra nuestro rostro más terrible”, expuso Giammattei el 14 de enero del 2020, el día que asumió el cargo. A finales de ese año lanzó el programa Gran Cruzada Nacional por la Nutrición cuyo objetivo, se lee en el plan, era “reducir los niveles de desnutrición infantil para el adecuado desarrollo físico y cognitivo de los niños menores de 5 años”.
Hoy, a menos de un año de que finalice su mandato, se desconoce si hay datos nuevos sobre desnutrición crónica, que afecta al 50 por ciento de los menores de 5 años, o si existe la intención de hacer una nueva medición —la más reciente es del 2015—.
Por otro lado, la desnutrición aguda, consecuencia de la falta de alimentos, sigue siendo una amenaza para miles de niños en la provincia.
Para muestra, hace unos días se reveló que Panzós, Alta Verapaz, está en alerta naranja debido al incremento de casos y a la muerte de al menos un menor de edad.
Circunstancias similares se observan en otros municipios.
En otros ámbitos
Así como la desnutrición, los candidatos en cada elección plantean soluciones para problemas históricos como la deficiencia en los sistemas de salud y de educación, así como en seguridad. Se podría decir que los mismos, cada cuatro años.
Reparar la red vial y priorizar las carreteras, fronteras y puertos son otras de las tantas promesas que quedan en el olvido.
Mejorar la red vial del país para hacerlo más competitivo es una promesa en cada campaña electoral. Los candidatos han ofrecido desde la construcción de un millón de kilómetros de carretas y la ampliación a cuatro carriles de las rutas internacionales hasta que en la red vial habrá cero baches en los primeros seis meses de gobierno.
También prometen grandes proyectos de infraestructura, que después no cumplen. Un ejemplo es la carretera al suroccidente, envuelta en un litigio con la constructora brasileña Odebretch. A ello se suma la ampliación a cuatro carriles la carretera CA2 oriente y la de la ruta al Atlántico, pero no ha ocurrido.
Ni siquiera las rutas más importantes de Guatemala se libran del deterioro, como la ruta Interamericana rumbo a occidente, que lleva mucho tiempo con varios tramos en malas condiciones, como en Tecpán, Chimaltenango, y el tramo final que comunica con La Mesilla, Huehuetenango.
Asimismo, en ciertas partes de la ruta a El Salvador hay varios tramos en los que pasan las elecciones y siguen deteriorados. En los últimos tres gobiernos, el Ministerio de Comunicaciones ha dispuesto de más de Q67 mil millones para infraestructura vial.
Los ofrecimientos de generación de más fuentes de empleo tampoco faltan entre los aspirantes a la Presidencia, a pesar de que saben que no es una función directa del Gobierno. A este no le corresponde más que propiciar las condiciones para que haya más empresas dispuestas a invertir en el país.
El empleo formal ha disminuido. La última Encuesta Nacional de Ingresos y Empleos revela que la informalidad llegó al 71 por ciento en el 2022, lo que significa que más personas se han visto en la necesidad de ingeniárselas para sobrevivir.
Los datos se confirman con los números que ofrece el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), según los cuales el año pasado solo registraba a 1.5 millones de trabajadores inscritos, ni siquiera una cuarta parte del total de la población que tiene alguna ocupación en el país y que alcanza casi los siete millones.
La crisis de falta de empleo es peor en la provincia, donde poco a poco se ve cómo se instala en la mente de las personas que la migración es la única alternativa de superación.
Cada año se incrementa el número de guatemaltecos que son detenidos en la frontera sur de Estados Unidos. Solo el año pasado fueron 231 mil.
Durante las últimas campañas electorales las agrupaciones políticas, y en especial los candidatos a la Presidencia, han ofrecido reforzar a la Policía Nacional Civil (PNC).
Siempre prometen incrementar el número de agentes para ser destacados en los lugares donde no hay presencia policial.
Además, los políticos acostumbran asegurar que que combatirán la corrupción de la institución y la depurarán de los malos integrantes. También prometen acabar con las extorsiones desde las prisiones, para lo cual, dicen, instalarán bloqueadores de señal. En algunos centros penales lo han hecho, pero no han funcionado.
Otro ofrecimiento es la construcción de más cárceles para evitar el hacinamiento, combatir el narcotráfico y mantener el apoyo que da el Ejército a la institución policial para patrullar en zonas de alta incidencia criminal.
Ofrecen también dar más recursos al Ministerio Público para que fortalecer las investigaciones y así acabar con la impunidad en el país. La pena de muerte es otra promesa que destaca en los mítines.
Sin embargo, la percepción de la población es la criminalidad va al alza, y aunque los homicidios muestran una baja, las extorsiones y delitos contra la propiedad, como el robo de vehículos, se han disparado.
Reducir la desnutrición es una de las promesas recurrentes de los candidatos, pero todo se queda en palabras, pues uno de cada dos niños menores de 5 años en el país padece desnutrición crónica, según la última Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil 2014-2015.
Los gobiernos han implementado estrategias para contrarrestar el flagelo, sin mayor éxito. En los últimos tres períodos presidenciales la desnutrición crónica disminuyó solo 3.3 por ciento en los municipios que han sido priorizados por tener los índices más elevados de niñez afectada.
En el 2014 la desnutrición era del 60.6 por ciento. El entonces presidente Otto Pérez Molina implementó el Pacto Hambre Cero, con el cual prometió bajar el indicador 10 puntos. Cuando renunció al cargo era del 57.2 por ciento.
Jimmy Morales también ofreció reducir la desnutrición en el mismo porcentaje, pero no lo logró, mientras que Alejandro Giammattei, con la Gran Cruzada Nacional por la Nutrición, propuso una disminución de siete puntos, y a meses de dejar el poder será otro ofrecimiento sin cumplir.
Además, durante su gestión, hasta el 11 de marzo, el Ministerio de Salud reporta 75 mil 831 niños con desnutrición aguda, y el deceso de 220 por causas relacionadas con el flagelo.
Mejorar la infraestructura en Salud, ampliar la cobertura fortaleciendo el primer nivel de atención, abastecer los servicios con medicamentos y personal, hasta bajar el precio de los fármacos son temas que aparecen en la lista de promesas de campaña cada cuatro años.
Sin embargo, las acciones para corregir las deficiencias en el sistema no han sido suficientes. La inversión del país en Salud es del 2.2 por ciento del producto interno bruto, cuando el mínimo recomendado por la Organización Mundial de la Salud es del 6 por ciento.
Para el 2018, en la red de la cartera de Salud el reporte era de 0.9 servicios cada 10 mil habitantes, y para atender esa número de personas se contaba con 3.4 médicos, 1.82 enfermeros profesionales y 12.45 auxiliares de enfermería. Los avances en este punto son escasos.
La infraestructura también es deficiente. La Organización Panamericana de la Salud indica que se necesita un puesto de salud por cada cinco mil habitantes, mientras que en todo el país solo existen alrededor de mil 830.
En cuanto a centros de salud —segundo nivel de atención—, harían falta mil 200. En el país hay 46 hospitales, pese a que el ofrecimiento de este gobierno fue construir nuevos servicios.
La educación también es abordada en cada campaña electoral. Los políticos ofrecen que esta será gratuita y laica, como lo establece la Constitución; sin embargo, algunos han hablado de llevarla a un nivel más alto en materia de tecnología.
Pocas veces hablan de construir infraestructura nueva. Más bien, se limitan a decir que atenderán la necesidad de los establecimientos en los primeros 100 días de gobierno, lo cual se reduce a reparar los edificios escolares que hay en todo el país.
Los candidatos hacen referencia a la capacitación y formación a los docentes, al mismo tiempo que les ofrecen un salario más digno. Cada cuatro años opinan sobre reformar el pénsum de estudios y actualizar los métodos y contenidos educativos.
Asimismo, ofrecen incrementar el presupuesto para la cartera de Educación y, en efecto, casi siempre lo hacen, pero va dirigido al funcionamiento y pago de salarios, sin invertir en el desarrollo educativo de los estudiantes.
Siempre queda como deuda universalizar la educación del nivel básico y diversificado. Solo en el 2022, según datos del Ministerio de Educación, había una brecha de 1.7 millones de alumnos, inscritos en ambos niveles. Además, en el 2021 la deserción escolar se situó en 71 por ciento.
Migrantes, en el olvido
En cada elección crece el interés de los candidatos por la comunidad migrante, debido a que desde el 2016 el Congreso legisló a favor de que los guatemaltecos pudieran votar en el extranjero. Solo en Estados Unidos se calcula que radican casi tres millones de connacionales.
Jimmy Morales fue el primer presidente que recibió el voto de migrantes. Antes les había hecho una serie de promesas. En la Política General de Gobierno 2016-2020 se establecía como acción estratégica la formulación de una política migratoria para la protección de los derechos humanos de los migrantes, dado las múltiples quejas de atención deficiente en los consulados.
Migrantes
La migración de guatemaltecos hacia EE. UU. no termina y la atención de los consulados de Guatemala en ese país es constantemente criticada. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)
Morales viajó a EE. UU., se entrevistó con migrantes y recolectó recursos para su campaña, pero al finalizar su mandato la atención consular se había deteriorado y sus acciones se limitaron a pedir —sin éxito— el TPS (Estatus de Protección Temporal, en inglés) a EE. UU. un par de veces.
Alejandro Giammattei, cuando era candidato, ofreció la instalación de un viceministerio de Atención al Migrante, en la cartera de Relaciones Exteriores. Esta promesa no se cumplió y el presupuesto destinado a la atención de asuntos migratorios no ha sido significativa, mientras que las quejas continúan.