junio 6, 2024

Por primera vez en la historia, grandes empresas tecnológicas como Meta, Twitter, o Amazon están despidiendo simultáneamente a decenas de miles de trabajadores.

“Me equivoqué y asumo la responsabilidad”, escribió hace unos días Mark Zuckerberg, presidente y director ejecutivo de Meta, dueña de Facebook, Instagram y Whatsapp, para justificar el recorte de 11.000 empleos, un 13% de su plantilla.

Los decepcionantes resultados financieros del sector tecnológico en los últimos meses dejaron en evidencia que las cosas no funcionaron como muchos esperaban.

Meta ha experimentado una caída en su valoración de mercado de cientos de miles de millones de dólares, desde que alcanzó el récord de US$1 billón en 2021.

Twitter, bajo la nueva dirección de Elon Musk, recortó el 50% de la plantilla y Amazon ha comenzado esta semana a implementar un plan de despidos que podría afectar a unos 10.000 empleados.

Aunque cada una por sus propias razones, la lista de empresas tecnológicas que han sacado las tijeras para recortar las nóminas también incluyen a Stripe, Snap, Netflix, Coinbase, Robinhood, Peloton, Lyft y muchas otras que han formado parte del boom de las empresas tecnológicas, que alcanzó su clímax durante la pandemia tras años de extraordinaria bonanza.

Los cálculos apuntan a que en las últimas semanas los titanes del Valle de Silicio han eliminado más de 20.000 puestos de trabajo, una cifra que puede crecer rápidamente si los despidos de Amazon continúan escalando.
Después de la fiesta, viene la resaca

“Si se trata de comer en exceso, de beber en exceso o de contratar en exceso, eventualmente llega la desagradable mañana del día siguiente y ahí es donde estamos”.

Así explica Lise Buyer, analista del sector tecnológico, la crisis por la que están pasando muchas empresas de Silicon Valley.

El exceso de dinero lanzado a destajo por inversores a las firmas tecnológicas para que siguieran creciendo, sin importar la rentabilidad del negocio, fue una de las muchas causas que provocó excesivas valoraciones del precio de mercado de muchas compañías con un ritmo de crecimiento desenfrenado en los últimos años, dice en diálogo con BBC Mundo.

Las mismas que ahora se están deshaciendo de miles de empleados en un momento económico muy difícil, con una inflación en Estados Unidos que llegó a ser la más alta de los últimos 40 años y una escalada de las tasas de interés que han encarecido los créditos a nivel global.

Este es el momento de ajustarse el cinturón y reconocer que la rentabilidad potencial de una empresa “realmente importa”, apunta Buyer.

Desde su perspectiva, no estamos frente al estallido de una burbuja como ocurrió en la crisis de las puntocom a comienzos de los 2000.

En esa época, en medio del furor tecnológico, muchas empresas desaparecieron completamente del mapa porque sus valoraciones de mercado y el precio de sus acciones colapsaron.

Ahora no estamos frente a un colapso en cadena de empresas sin ningún valor intrínseco. Entonces, argumenta, no ha estallado la burbuja de las grandes tecnológicas.
Lo que hemos visto, apunta, es que había una burbuja en relación a las valoraciones y el mensaje que los inversores le daban a las startups en el sentido de que lo único importante era el crecimiento, es decir, la expansión de la firma incluso cuando registraban pérdidas.

“El valor de mercado era ridículo”, dice Buyer. El problema es que los inversores se aventuraron a poner más y más capital de riesgo, pensando en que cuando la firma se abriera a bolsa, otros inversores pagarían aún más por comprar sus acciones. Una especie de reacción en cadena con miles de millones de dólares en juego.

“Esto no es el fin de una era. Lo que se está terminando, por ahora, es el entusiasmo salvaje”, que ha caracterizado a la industria tecnológica en los últimos años.

No hay que olvidarse, agrega, que “Silicon Valley es cíclico” y entonces actualmente estamos pasando por la parte baja del ciclo, pero como suele ocurrir, en algún momento el péndulo se moverá hacia el otro lado.
“La estupidez se ha hecho evidente”

Durante un par de décadas la industria tecnológica ocupó un lugar privilegiado en Wall Street. Ahora, en pocas semanas el brillo se ha desvanecido con las decenas de miles de despidos que están mostrando las grietas de un sistema que, según muchos expertos, se proyectaba como invencible.

Un sello característico del boom tecnológico de los últimos 20 años ha sido el protagonismo público de multimillonarios como Mark Zuckerberg, Elon Musk, Kack Dorsey o Jeff Bezos que han navegado la ola de la riqueza generada por las llamadas “big tech”.

Stephen Mihm, profesor de historia en la Universidad de Georgia, Estados Unidos, escribió en un artículo de opinión argumentando que estos líderes no son realmente los “visionarios del siglo XXI“, como muchas veces han sido retratados.

“Lejos de ser vanguardistas, estos despidos marcan un resurgimiento de estrategias corporativas desacreditadas durante mucho tiempo. Si la tendencia continúa, la historia sugiere que estos líderes tecnológicos dejarán a sus empresas gravemente paralizadas, en el mejor de los casos”.

“La estupidez de estos movimientos se ha hecho evidente”, señaló el coautor del libro Economía de crisis: un curso acelerado sobre el futuro de las finanzas, luego que Elon Musk anulara algunos de los despidos anunciados hace algunos días.

Desde que Elon Musk compró y asumió el cargo de director ejecutivo de la firma, Twitter ha entrado en una espiral de conflictos.

Tras el anuncio de los recortes laborales, los empleados que aún siguen trabajando recibieron un sorpresivo mensaje este viernes advirtiéndoles que las oficinas de la compañía se cerraban temporalmente con efecto inmediato.

Twitter no dio ninguna razón de esta decisión y no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios de la BBC.

El anuncio se produce en medio de informaciones que señalan que una gran cantidad de personal estaba renunciando a sus puestos de trabajo cuando Musk pidió a sus empleados que se prepararan para trabajar largas jornadas a “a alta intensidad” o se marcharan de la compañía.

Para analistas como Parmy Olson, columnista de opinión de Bloomberg, este sigue siendo el peor momento en la historia de las grandes tecnológicas desde la debacle de las puntocom hace 20 años.

“Debería ser un momento de humildad para los jugadores más importantes de la industria y, con un poco de suerte, marcará el final de la era de los fundadores tecnológicos visionarios y autocráticos“, escribió.

“Que haya despidos no necesariamente quiere decir que las empresas están en problemas significativos”, le dice a BBC Mundo Jo-Ellen Pozner, académica de la Escuela de Negocios Leavey de la Universidad de Santa Clara, California.

“Esto es una racionalización de los recursos para estar en una mejor sintonía con el ambiente económico, para ser un poquito más conservadores en términos de asignación de recursos y especulación”.
¿Dónde está el dinero?

Son muchas las fuerzas que han entrado en juego en este torbellino de las grandes tecnológicas, dicen los expertos.

La primera es que las empresas tecnológicas contrataron a muchos empleados durante la pandemia, cuando las ventas subieron en medio de los confinamientos y una parte importante de la fuerza laboral comenzó a teletrabajar.

Mientras muchas firmas se iban a la bancarrota, las tecnológicas subían como la espuma.

Y como las bolsas se recuperaron rápidamente tras el primer golpe económico de la crisis sanitaria, en la segunda parte de 2020 y durante todo el año pasado, Wall Street estuvo celebrando y las acciones de muchas tecnológicas una vez más estuvieron en el centro de la fiesta.

Hasta que se acabó. Cuando la inflación venía subiendo llegó la guerra en Ucrania y todas las previsiones económicas tuvieron que adaptarse a la nueva realidad.

La segunda razón está directamente relacionada con la actual crisis económica global que ha disparado la inflación a niveles no vistos en décadas y tiene a muchas de las grandes economías en serios problemas.

Se trata de la profunda y acelerada subida de tasas de interés en Estados Unidos y muchos otros países para tratar de controlar el histórico aumento en el costo de la vida.

Tasas más altas han encarecido el crédito, poniendo fin a la era del dinero barato al que tuvieron acceso las empresas y los inversores de alto riesgo.

“Las tasas de interés están aumentando, lo que ejerce presión sobre las empresas de tecnología porque les dificulta recaudar más inversiones”, dice William Quinn, académico de la Queen’s University Belfast.

“Algunas empresas sólidas y rentables están haciendo recortes bastante razonables, pero otras están en problemas”, le dice a BBC Mundo. Es que “cuando baja la marea, se puede ver quién estaba nadando desnudo“.

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