Anitta, la cantante brasileña más reconocida hoy en el mundo, encabezó este sábado una multitudinaria fiesta en las calles de Río de Janeiro, una ciudad que se resiste a decirle adiós al Carnaval de este año.
Según calcularon los organizadores, fueron 100.000 personas. La policía contó la mitad, pero en cualquiera de los casos fue una masa enorme de gente que se agolpó a primera hora de la mañana atrás de un camión que recorrió las principales avenidas del centro de Río.
En lo alto, la “reina del pop” carioca, ataviada con un disfraz que evocaba a Carmen Miranda, legendaria figura de la música brasileña y quien hizo conocidas en el mundo muchas de las marchas típicas de los carnavales cariocas.
El desfile del “Bloco de Anitta” acabó hacia el mediodía, después de unas cinco horas de canciones y danza frenética.
Durante ese tiempo, Anitta casi que no paró de cantar y lo hizo en portugués, en inglés y también en español.
También llevó a la multitud casi al suelo, pese a que no había espacio, para acompañarla en la erótica coreografía de la canción “Envolver”, que el año pasado fue furor en las redes sociales.
El Carnaval carioca, la fiesta popular más multitudinaria del país, se supone que concluyó el pasado miércoles, pero en realidad aún no acaba.
Este mismo sábado están previstos otros desfiles de blocos, como son llamadas las populares comparsas callejeras, y por la noche otra vez la fiesta estará en el Sambódromo, que será ocupado por las seis mejores escuelas de samba de este Carnaval.
Pero ni siquiera será el final. Decenas de bandas seguirán en las calles este domingo, cuando el Monobloco, nacido en un teatro y que desfila en el centro de Río de Jaineiro desde el año 2000, pretende superar el poder de convocatoria de Anitta con la última gran fiesta de este Carnaval.