Los últimos años en la vida de la reina Isabel II no fueron fáciles. Sus apariciones fueron reduciéndose y sus compromisos públicos eran cada vez más escasos. Era comprensible para el mundo teniendo en cuenta su avanzada edad.
Una nueva biografía sobre su vida escrita por Gyles Brandreth, un amigo íntimo del Duque de Edimburgo, ha sacado a la luz una información hasta ahora desconocida sobre el supuesto estado de salud de la monarca.
En las páginas de Elizabeth: An Intimate Portrait se da a conocer la dolorosa enfermedad que sufrió en la última etapa de su vida y que habría ocultado, al menos ante la opinión pública.
Aunque el certificado de defunción hecho público señala que su fallecimiento fue producto de la vejez, esta nueva revelación daría un giro importante al asunto.
Según el autor de este relato publicado en capítulos por el diario Daily Mail, la reina sufría una enfermedad muy grave y dolorosa.
“Había oído que la reina tenía una forma de mieloma, cáncer de médula ósea, lo que explicaría su cansancio y pérdida de peso y esos problemas de movilidad que a menudo nos preocupaban… El síntoma más común del mieloma es el dolor óseo, especialmente en la pelvis y la parte baja de la espalda, y el mieloma múltiple es una enfermedad que suele afectar a los ancianos”, recoge su testimonio.
La información revelada por Gyles no ha sido confirmada en ningún momento por la Casa Real Británica, así que se tratan de unas declaraciones no oficiales que no pueden considerarse certeras.