La forma de la guerra en Ucrania, y sus efectos en los mercados mundiales, en los próximos meses y años podría determinar el destino político del presidente Joe Biden.
La guerra de Rusia en Ucrania se ha convertido en el mayor desafío económico del mandato del presidente Joe Biden, y amenaza con empujar al mundo a una recesión que podría poner en peligro la ya de por sí frágil recuperación estadounidense.
La combinación de las sanciones punitivas, impulsadas por Biden y sus aliados, con las represalias de Rusia ha repercutido en los mercados mundiales de alimentos y energía, y ha exacerbado una inflación ya alta y socavado el crecimiento global. Una conmoción petrolera provocada por la invasión hizo que los precios promedio de la gasolina superaran los US$5 por galón a nivel nacional en junio, antes de que cayeran de manera constante en julio y agosto.
Esta semana se espera que la Unión Europea le dé los toques finales a un plan que intentaría contener más daños económicos a través de la imposición de un tope en el precio que Rusia pueda obtener por la venta de un barril de petróleo exportado. La idea no probada, diseñada por la secretaria del Tesoro de Biden, tiene como objetivo mantener el flujo del petróleo ruso hacia el mercado global, aunque Europa continúe imponiendo nuevas restricciones a las ventas de petróleo de Moscú.